CORREO FARMACÉUTICO
Aceites, brumas, esprays, cremas, fluidos... Hoy en día existen en el mercado multitud de fotoprotectores diferentes y con texturas muy variadas para poder elegir el que más nos guste en función de nuestras características de la piel.
Ya no hay excusas para no usar un fotoprotector todos los días del año y no sólo en verano. La innovación de los laboratorios dermocosméticos ha hecho que la farmacia tenga en sus stands toda una gama de fotoprotectores con galénicas agradables y aptas para todo tipo de usuarios. “Cuando hablamos de solares los usuarios prefieren productos agradables, transparentes, con acabado mate y resistentes al agua”, afirma Tamara Suárez, product manager de Exeltis, y que además, “protejan del daño solar”. Los más comunes “son las cremas, emulsiones o fluidos”, informa Sandra Costa, farmacéutica y product manager de Avène, pero también están “los aceites, las brumas, los maquillajes o los esprays”. Éstos son, a grandes rasgos, los diferentes tipos de texturas que el farmacéutico puede recomendar.
En el caso de los pacientes con piel sensible, Leonor Prieto, directora científica de L’Orèal Cosmética Activa, aconseja recomendar marcas dermocosméticas especializadas en ellas “por ser un término muy complejo y englobar muchas manifestaciones”. Estas firmas “trabajan con sistemas de filtros bien tolerados y, además, cuidan que la fórmula sea minimalista y que los productos estén exentos de perfumes o demasiados aditivos”. En general, apunta Gabriel Serrano, director general de Sesderma, “se aconsejarán protectores solares que incorporen la cantidad justa de ingredientes y que no lleven alcohol”.
Si el usuario que acude a la farmacia tiene alergia al sol o intolerancia, que es un tipo de dermatosis; o que haya riesgo de fotosensibilidad, bien por las características de la piel o por la toma de medicamentos o bien por su estado (embarazo o pacientes oncológicos) se aconsejarán “productos que combinan filtros de amplio espectro con activos específicos calmantes, antipicor y que evitan el enrojecimiento y las sensaciones de malestar derivadas de una exposición al sol de estas pieles sensibles”.
En el caso de los niños, hay más discrepancia en cuanto al tipo de fotoprotector solar que se debe utilizar. Serrano defiende que en estos usuarios, “lo esencial es fijarse en los ingredientes que contienen”. Hasta los tres años de edad, informa, “se deben recomendar fórmulas con filtros físicos, considerados menos irritantes y que ofrecen un filtro más tupido a la piel”. En su opinión, “no deben contener filtros químicos ni demasiados conservantes o en concentraciones mínimas. Además, deben ser resistentes al agua y con un alto poder de permanencia sobre la piel”.
Por su parte, Prieto no es partidaria sólo de filtros físicos, ya que, “como filtros únicos, no pueden garantizar la protección de amplio espectro”. Al contrario de lo que se piensa, indica, “los filtros orgánicos tienen una muy débil absorción percutánea, ya que los filtros necesitan quedarse en las primeras capas de la piel, o en la superficie, para poder ejercer su acción filtrante”. Hoy día, “hay filtros orgánicos de probada seguridad, y el Reglamento Cosmético Europeo es muy estricto en este sentido. Además se testa su seguridad en poblaciones especificas, y en niños atópicos”, defiende. En cuanto a las texturas, Prieto recuerda que “hay una gran variedad desde leches y esprays, hasta fórmulas wet skin, texturas antiarena o antifricción”.
Para los usuarios con la piel grasa, “fórmulas ligeras, oil-free y con ingredientes seborreguladores, que ayuden a controlar el sebo en la piel”, indica Costa. En las pieles secas, por el contrario, se aconsejarán fórmulas hidratantes, por tanto, “textura crema para el rostro, y leche para el cuerpo”, informa Prieto. “Los productos en aceite también son una buena opción”. En los hombres, se recomendarán fluidos ultraligeros, brumas o wet skin, porque desaparecen casi de inmediato de la piel.