DIARIO FARMA
En el periodo de 1995 a 2000, la mayor parte de los países fueron testigos del empuje de los clásicos ‘superventas’ o ‘blockbusters’: innovaciones para enfermedades crónicas que aportaban mejoras clínicas sustanciales o bien ofrecían tratamientos para condiciones desatendidas, explican los autores. A partir de ese punto, la cuota del gasto sanitario total que se ha atribuido a los fármacos se ha mantenido acorde con la evolución de éste, añaden.
En los cinco mayores mercados farmacéuticos del mundo: Francia, Alemania, Japón, Reino Unido y Estados Unidos, la norma es que los nuevos fármacos representen menos del 10% del gasto farmacéutico total, según dicho análisis. El trabajo tiene en el punto de mira los cambios en los elementos de la factura en medicamentos entre 1995 y 2015 en esos cinco países.
Entre los hallazgos de este estudio, se ha visto que los fármacos que llevan menos de dos años disponibles no solo constituyen una pequeña parte de éste, sino que esa cuota no se ha incrementado a lo largo de las dos últimas décadas a pesar del aumento del número de nuevos medicamentos que se han registrado en dicho plazo. En términos de utilización, lo más frecuente es que este tipo de terapias tengan una representación aún menor, que habitualmente ronda el 2%.
Los autores, no obstante, indican que estas nuevas marcas son también importantes por su contribución al incremento del gasto como reflejo del acceso de los pacientes a nuevos tratamientos.
Así, considerando esos cinco mercados, los nuevos medicamentos fueron responsables de un crecimiento próximo a los 10.000 millones de dólares anuales entre 1996 y 2013. Entre 2014 y 2015, no obstante, la cifra se dispara hasta los 25.000 millones de dólares, en gran medida por el empuje de los nuevos tratamientos contra la hepatitis C.
En los últimos cinco años del periodo observado (de 20010 a 2015) el gasto en medicamentos de marca, incluyendo los que llevan más de dos años comercializados, oscila entre el 45% y el 65% del mercado farmacéutico total, mientras que la factura generada por fármacos que ya no disfrutan de patente oscilaba en un margen bastante mayor: del 7% al 35% de la factura farmacéutica.
Las marcas evolucionaron incrementando su cuota de mercado del 50% entre 1996 y 2000 hasta el 68% entre 2006 y 2016 en Estados Unidos, donde se ha observado un ligero declive en los últimos cinco años. En el resto de países, el gasto en medicamentos de marca no superó la cuota del 50% de la factura farmacéutica total en ninguno de los periodos incluidos en el análisis.
El gasto en medicamentos que han perdido la patente u otras formas de exclusividad es más elevado en Japón, mercado en el cual este segmento supera el 32% del gasto farmacéutico total en los últimos cinco años. En Estados Unidos el porcentaje es de solo el 7%. Según los autores, “los genéricos desplazan rápidamente a la mayoría de marcas”.
Áreas terapéuticas
En la elaboración de este trabajo se tuvieron en cuenta las diferentes áreas terapéuticas. En Alemania –indican- los nuevos tratamientos oncológicos, para enfermedades autoinmunes, esclerosis múltiple y hepatitis vírica han aumentado de forma notable su cuota. Considerados en su conjunto, han pasado de un 2,9% en 1995 a un 28,2% en 2015. En Francia, las terapias para enfermedades cardiovasculares eran la clase más representada a la altura de 1995, junto con los antibacterianos, antihipertensivos y analgésicos; en 2015 solo los analgésicos y los antihipertensivos seguían en la lista de terapias con mayor cuota, a la que se incorporaron los tratamientos contra el cáncer y las enfermedades autoinmunes.
Por otro lado, el volumen de fármacos del área de salud mental se ha duplicado en Japón en los últimos 20 años, con la llegada de los antipsicóticos atípicos o antipsicóticos de nueva generación y un uso ampliado de medicamentos antidepresivos. Los primeros han contribuido en gran medida al crecimiento del mercado nipón, mientras que los segundos han aumentado en volumen y en cuota del gasto farmacéutico total. El 1,1% de los medicamentos consumidos en el país eran fármacos del área de salud mental en 1995; su aumento en un 570% elevó esa proporción hasta el 3,1% en 2015.
En Reino Unido antibacterianos, inhibidores de la bomba de protones, analgésicos e hipolipemiantes, que tuvieron un enorme peso en el pasado, han sido eclipsados por sus versiones genéricas.