CORREO FARMACÉUTICO
Expertos reunidos en Salamanca destacan que las nuevas tecnologías dan más protagonismo al alumno y fomentan la participación; sin embargo, todavía hay reticencias entre algunos profesores que defienden el modelo tradicional.
Las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) están ahora más presentes que nunca en todos los aspectos de la sociedad. En concreto, pueden ser especialmente beneficiosas en el sector de la enseñanza; de hecho, las facultades de Farmacia están aplicando y estudiando nuevas formas de hacer más efectiva la digitalización de su método de enseñanza. Aprender en un ambiente libre de errores experimentales y de una manera más flexible son algunas de las principales ventajas que este modelo aporta a la enseñanza de Farmacia. Así se ha reflejado en el I Congreso Mundial de Facultades de Farmacia (IPAP), celebrado la semana pasada en Salamanca.
En Estados Unidos el 40 por ciento de las clases emplean las nuevas tecnologías y las redes sociales y, en un futuro próximo, el número ascenderá considerablemente en todo el mundo. “Esta nueva era proporciona una serie de ventajas. La principal es que los hechos no serán tan importantes ahora, pues cualquiera tiene acceso a ellos a través de Google, y se podrán enseñar conocimientos desde el aprendizaje de valores humanos como la creatividad, el trabajo en equipo y la solución de problemas. Sin embargo, para poder realizarlo es necesario un replanteamiento del papel del profesor, ya que las redes aumentarán la expresión de la opinión de los alumnos”, explicó Ruth Nemire, miembro de la American Association of Colleges of Pharmacy, en una mesa redonda sobre e-learning celebrada en el marco de este congreso.
Sesiones de laboratorio
Para examinar cómo las TIC pueden ayudar en las prácticas de laboratorio, la Universidad Europea de Valencia ha elaborado un estudio sobre la impresión de las valoraciones de los alumnos sobre la realización de prácticas de laboratorio de manera virtual. “A pesar de que el laboratorio virtual ofrece practicar en situaciones flexibles y controladas, los alumnos siguen percibiendo las sesiones tradicionales como las más satisfactorias”, constató Isabel Andújar, profesora asistente de la Universidad Europea de Valencia. Esta modalidad también se está planteando, además de para Farmacia, para otras carreras de Ciencias de la Salud, como Fisioterapia, Odontología y Enfermería. “Podrían integrarse como un método complementario a la enseñanza en las aulas y en el laboratorio físico. De hecho, según este estudio, es fundamental mantener las horas de prácticas tradicionales, ya que incrementan la capacidad de trabajo en equipo de los alumnos, les mantiene más motivados y perciben una mejoría mayor en sus prácticas”.
Uno de los principales impedimentos de la inserción digital en las universidades es que muchos profesores no se encuentran cómodos con la tecnología. “Piensan que no cuentan con los recursos o las habilidades necesarias y defienden que si les ha ido bien el método tradicional durante todas sus carreras no es necesario cambiar ahora”, transmitió Marisa Ferrándiz, de la Universidad de Valencia.
Reticencias superables
Precisamente, para tratar de superar estas barreras, este centro universitario ha ideado un interesante proyecto, cuyo objetivo es elaborar un fondo digital que recopile entre varias universidades españolas trabajos sobre Farmacología. “Hemos pensado que la colaboración entre profesores a través de una red común podría ser beneficiosa”, argumentó Ferrnándiz. Y parece ser que lo han conseguido, puesto que desde que esta iniciativa arrancó en 2015 con cuarenta profesores en la actualidad ya son más de ochenta, procedentes de 16 universidades diferentes.
La red se ha podido organizar a través de la plataforma digital Moodle y admite trabajos de distintos formatos. “El objetivo fue crear un espacio común de trabajo para compartir experiencias y material de enseñanza. En 2018 hemos constatado que el 64 por ciento de los usuarios han colgado, por lo menos, un trabajo y el 84 por ciento ha consultado como mínimo un documento”, expuso la profesora de la universidad valenciana. Aunque afirmó que las valoraciones del proyecto son buenas, reconoció que hay que mejorar “la dinamización del contenido” y “la eficiencia de su mantenimiento”.