CORREO FARMACÉUTICO
Así lo refleja un informe presentado por la Agencia de Seguridad Alimentaria, la Agencia de Medicamentos y el Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades.
La Agencia de Seguridad Alimentaria, la Agencia de Medicamentos y el Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades de la UE han presentado un informe sobre consumo de antibióticos en humanos y animales, que sitúa a España como el mayor consumidor de los 28 países de la UE. Concretando sólo en humanos, se sitúa el cuarto, tras Francia, Italia y Reino Unido. El texto pone de nuevo en la diana el excesivo consumo, ligado a las resistencias.
En todo caso, se trata de cifras brutas. Haciendo los cálculos del consumo según la población total de cada país, el consumo en España no sale tan destacado, pero la razón es que el informe no incluye el consumo hospitalario en España. Es un ejemplo de las limitaciones que admite el propio informe; sus conclusiones comparadas entre países (diferentes modelos, datos no siempre extrapolables) deben tomarse como orientativas "y con prudencia", señala el texto.
En 2014, cada español habría consumido 7 gramos de antibióticos, sin incluir datos hospitalarios. Así, el consumo sólo en atención primaria casi iguala la media europea de consumo total, que se sitúa en 7,6 gramos por persona y año con datos de hace tres años.
Rumanía, el país con mayor consumo
El país con mayor consumo sería Rumanía, con 11,3 gramos por persona y año, mientras que Alemania tendría las cifras más bajas, con 3,5 gramos por persona. Cabe destacar que, de nuevo, el consumo hospitalario no está inluido en los datos alemanes, por lo que la cifra es poco fiable. Sumando primaria y hospital, el país con menor consumo sería Estonia.
El documento es una continuación de un informe publicado hace dos años. En la misma línea de lo establecido en aquél, los expertos de las tres agencias europeas recomiendan seguir investigando la relación entre consumo humano y animal de antibióticos, y resistencias microbianas. El objetivo global es reducir el consumo, disparado en los últimos años.
En el informe publicado este jueves, se destaca la asociación entre la resistencia a quinolonas para tratar salmonela e infección por campilobacter en humanos con el uso de antibióticos en animales. También se señala que el uso de cefalosporinas de tercera y cuarta generación en infecciones por E.coli bacterias en humanos está asociado con numerosas resistencias antibióticas.